Una vez más se quedó quieta escuchando en la noche.
Le había parecido oír un ruido.
Pero no.
Y si lo fue, no fue dentro de casa.
Su casa, su torreón.
El lugar en el que se sentía segura, inspirada, a salvo.
Nunca había tenido nada suyo.
Siempre se sintió una extraña en todas partes.
Su relación con sus padres aunque fue buena siempre tuvo como una falta de “algo” que no sabía definir.
No le trataban mal.
Tal vez sólo le faltó un poco más de cariño.
En casa de ellos siempre se sintió como de prestado, como si le permitiesen vivir allí a cambio de sacar buenas notas, portarse bien y hacer todo lo que se esperaba de una buena hija.
Aunque ya había superado aquella etapa todavía le quedaba un pequeño resquemor, un impulso de pararse a respirar mirando a su alrededor, a “su” casa.
Era de madrugada y todos dormían.
El mejor momento para ponerse al día con los mil pendientes de su negocio.
Una empresaria en pijama haciendo malabares para sacar adelante su pequeña empresa.
Robando horas de sueño para poder adelantar en la creación de su último servicio.
Planificando una campaña publicitaria que le ayudaría a vender y a mantener el estilo de vida que le ayudaba a cumplir sus sueños.
No siempre fue así.
Ella también fue una esclava social.
Una trabajadora por cuenta ajena atada a un puesto de trabajo que no le aportaba mucho por un sueldo con el que pagar las facturas.
Por primera vez en su vida, y desde ya hacía un tiempo, había descubierto qué quería hacer y cómo lograrlo.
Por primera vez en su vida, y desde ya hacía un tiempo, había descubierto qué quería hacer y cómo lograrlo. Clic para tuitear
Terminó de escribir el tema gratuito que ofrecería a quienes se suscribieran a su lista de correo.
Tenía que retocar el aspecto, ponerle la foto de portada que ya tenía creada, pasarlo a pdf.
Miró el reloj.
Era muy tarde.
Aprovechó a responder a su amiga en el chat del facebook y a compartir un chiste en su muro.
Todavía podía darle tiempo a subirlo a dropbox y empezar con la página de entrega.
Le dio otro sorbo al colacao frío que tenía encima de la mesa.
Un aroma de flores le llegó por la ventana abierta a la noche veraniega.
Hacía calor.
Ya tenía el pdf acabado.
Abrió dropbox cuando de repente…
Un grito potente y agudo rasgó la noche haciendo que su corazón se acelerase hasta el infinito.
– ¡Mierda!
Guardó y cerró todo a toda prisa.
Hizo pis y se fue corriendo a la cama donde un bebé le esperaba hambriento y lloroso.
Lo puso a la teta y se durmió acariciada por la respiración de esos hijos que habían llegado a su vida sin saber cómo, ocupando su cama, su espacio, su pensamiento, sus tetas…
Estiró un pie hacia el lado derecho de la cama donde su hombre se lo aprisionó entre los suyos, dormido.
En algún momento se durmió con una sonrisa en los labios mientras sus sueños seguían cumpliéndose.
Ésta podría ser mi historia.
Y la tuya.
La historia de todas las mamás que se han dejado los ojos delante del ordenador llenando la noche con sueños y sonidos de tecla.
La historia de tantas mujeres que como tú y yo eligieron no trabajar más para un sistema obsoleto.
La historia de quienes abrieron su página web y lucharon por sus sueños.
¿Y tú sabes cuáles son tus sueños?
Te invito a responder(te) a las siguientes preguntas:
¿Cuál son tus sueños?
¿Qué cantidad de ingresos necesitas para que se cumplan?
¿Qué necesitas para que tu empresa crezca y te aporte los ingresos que necesitas?
¿Cuánto quieres facturar al mes?
¿Qué estás haciendo ahora mismo para lograr tus sueños?
Te invito a dejar tu comentario con tus respuestas a estas preguntas o a otras que tú misma te hagas.
Un saludo!
Mónica

Soy Mónica Álvarez Álvarez, psicóloga y emprendedora online.
Te ayudo a tomar las riendas de tu situación financiera, a través de mi RETO GRATUITO “Aprende a regular tu termostato del dinero”.
Los días 13, 14, 15 y 16 de mayo, nos veremos en un grupo de whasapp, en el que trabajaremos creencias, actitudes y bloqueos desde los que alimentamos nuestra mentalidad de escasez y esclavitud.
Date de alta aquí y comienza a dar los primeros pasos fuera del guión preestablecido de tu vida.
Muchas gracias Mónica, haz plasmado en letras nuestra historia! Como dices: “hemos dejado los ojos delante del ordenador llenando la noche con sueños y sonidos de tecla” ¡Eso es todo un poema y una frase celebre tuya!
Gracias! La verdad es que sí, es nuestra historia. Y bien orgullosas que hemos de estar. La de cosas que hemos aprendido y la de vallas que hemos saltado para cumplir ese sueño. Todo por nuestros hijos.
Un abrazo grande y gracias por el comentario!
Mónica